domingo, 19 de septiembre de 2010

Soledad Silveyra "Todos nos dábamos cuenta de que el barco se hundía".

Fue una sorpresa, y no de las buenas. El 14 de junio debutó Secretos de amor en la pantalla de Telefe. Marcaba el regreso a la televisión de Soledad Silveyra luego del éxito de Vidas robadas. En su debut hizo 12,6 de rating. Poco. Luego, bajó. Y bajó. Llegó a ubicarse último en su franja horaria, detrás de Este es el show (El Trece), Intrusos en el espectáculo (América) y la telenovela importada de Canal 9. A poco menos de dos meses del estreno, Arturo Puig decidió no ser más de la partida. Menos de un mes después, Marisa Badía informaba a los productores Villarruel/Llorente que la tira se levantaba. Terminará a fin de septiembre, por lo que habrá estado al aire menos de cuatro meses en vez de los doce planificados. Soledad Silveyra, rostro asociado a la pantalla de Telefe y, también, al éxito, se enfrenta a un revés. Y está dolida. Habla, aunque Claudio Villarruel haya asegurado que la actriz le da “vergüencita ajena”.


—¿Cuántas telenovelas hiciste?
—No tantas. Yo he quedado más en la memoria por los programas que se hacían una vez por semana con continuidad. Y después, bueno, cuando hicimos Amor en custodia con Osvaldo (Laport), nos fue muy bien, hacíamos treinta puntos al mediodía. Puede decirse que soy una actriz de telenovela, una actriz nacional y popular.


—¿Qué pasó con “Secretos de amor”?
—Nos equivocamos. Salió mal el proyecto. Conversamos hasta donde se pudo. Hubo cosas que a mi entender no se entendieron, no se quisieron ver. No sé. No me entra en la cabeza. La verdad, me duele mucho. Tengo pena porque es una fuente de trabajo. Recién venía en taxi con la apuntadora, que se preguntaba qué le iba a pasar ahora, si iba a haber recortes... Cuando escucho a los compañeros por temor a los recortes, me pone... (hace un gesto de desagrado). Quedarte colgado a esta altura del año te mata. Puede que yo sea muy apasionada, y por eso tuve algunos problemas.


¿Qué pasó?
—Que yo me la veía venir, y es muy difícil que cuando uno se la ve venir se calle la boca. Me piden que me entregue, que confíe, pero por el otro lado veo que nos vamos a estrellar contra la pared. Fue una situación desesperante, porque yo sentía que se podía modificar, que se podría haber salvado.


El año pasado “Botineras” no arrancó bien, pero le permitieron tiempo para dar un volantazo a la trama...
Acá todo surgió en el origen. Yo preguntaba qué íbamos a hacer, y me decían “una veterana se enamora de un joven”. Bueno, ¿y cuál es el contexto? Eso que me decían, ¿qué era? Lo vi de entrada. Vi el tren que se nos venía encima. Al principio, los primeros quince días, decían que yo estaba inaguantable. Y bueno, para algunos será inaguantable que haya gente que trata de que las cosas cambien, mejoren. Y me comí un reto.


—¿Sos difícil de tratar?
—No, para nada. Te lo pueden decir los laburantes del canal. A los únicos que vuelvo locos es a los iluminadores, como de costumbre, y ellos ya saben cómo llevarme. La verdad, no soy difícil. Cuando vos tenés gente de talento al lado, es bárbaro, todo fluye.


—Hubo un preaviso de este final cuando Arturo Puig se bajó del programa. ¿Por qué seguiste?
Primero, porque tenía un contrato. Me pareció que no era correcto, y que no le convenía a mi carrera que yo me bajara de dos novelas, porque ya me había bajado de una de Estevanez, que fue un caso similar. Me ofrecí, les propuse que me corrieran a un costado, que no cometieran los mismos errores de Estevanez. En mi caso particular, asumo mi parte de la responsabilidad. Cuando empezábamos y me veía en el programa, yo decía: “Estoy mal, estoy pésima”. No tenía personaje ni contenido. No puedo trabajar sin saber quién es el personaje.


—¿Sos hipercrítica con vos misma?
Sí.

—¿Eso no puede haber influido en tu forma de mirarte en este programa?
—No. Acá hay amigos míos que me decían: “Qué linda que estás en la novela”, y yo les pedía que no me mintieran y me dijeran si el personaje tenía alma, y ellos me decían: “Y... el alma te la veo poco”. Este programa yo lo hice un poco a modo de despedida de la Solita protagonista que se hace la femme fatale. Mirá cómo terminó.


—¿Sentís que no escucharon tus advertencias?
—Todos nos dábamos cuenta de que el barco se hundía. No tomaban lo que yo proponía. Fui criticada por mi carácter, me dijeron que soy negativa, que lo veo todo mal y que no trabajo desde lo positivo. Si ésa fue la autocrítica que hicieron...


—¿Cuántas veces en tu carrera te tocaron situaciones como ésta?
—Muy pocas. Con La ley del amor, con Estevanez, que me fui. Y ahora esto tan doloroso.


—¿Chacho Alvarez te contuvo?
—Siempre me contiene. Es un hombre con una gran intuición. Chacho me hace bien, y hace bien en general a todos. Lamento mucho que no esté más en la vida pública. Es un hombre que la sociedad necesita. Tiene una enorme capacidad de darse cuenta de lo que sucede.


Con más tiempo libre, ¿habrá una Solita más militante pública?
Mi única militancia ha sido con las Madres de Plaza de Mayo. No he sido una militante política.


—Bueno, fuiste candidata a diputada por el ARI, junto a Elisa Carrió...
Sí, eso fue todo un malentendido bárbaro, pero me sirvió para aprender muchísimo. Con Carrió recorrí seis mil kilómetros del país. Soy una mujer a la que le interesa lo social. Me interesa el periodismo. Ahora empecé a hacerle reportajes a los tacheros, cuando viajo.


¿Qué vas a hacer de ahora en más?
Vivir con lo ahorrado. Hacer teatro el año que viene, dirigida por Daulte y producida por Kompel. Vivir la vida, mis nietas y mi amor. Cuando vos venías trabajando tantas horas por día no es conveniente parar de repente, así que voy a hacer un curso de conversación de inglés –ya fui a dar mi examen para evaluar mi nivel– y estudiar baile porque tengo ganas de moverme un poco. Tengo ganas de trabajar contenidos, estuve en el congreso de la telenovela en Mar del Plata y aprendí mucho. Tengo muchas ganas de producir. Como protesto por la producción, quiero hacerlo. Lo que pasa es que no tengo la guita. Tendría que enviarle una carta al CEO de Telefónica... Sí, de paso lee la nota...


Siempre fuiste el rostro de Telefe, ¿trabajarías con Adrián Suar en Pol-ka?
—Sí, por supuesto. Yo necesito trabajar, como todos los argentinos.


—¿Trabajarías en “Guapas”?
—No creo que Suar me convoque tan rápido. Creo que él ya tiene el elenco armado. Puedo esperar. Mientras me alcancen los ahorros para pagar los gastos fijos, puedo esperar.


"No me autorizan hacer la nota"

El lector lo desconoce, pero las notas que se publican en los diarios son coordinados con los mismos artistas, con sus representantes y/o con los encargados de prensa. Resulta indistinto, y siempre se opta por elegir el camino más viable. Para ésta PERFIL optó por comunicarse con Soledad Silveyra, quien acepto y nos citó el miércoles 15 en los estudios de Telefe Martínez, a las 16. Se arribó con ella y, mientras a la actriz la dejaban pasar, al redactor y al fotógrafo les impidieron avanzar los encargados de seguridad, quienes adujeron que debía autorizarnos la oficina de Prensa del canal. Se comunicaron telefónicamente, preguntando por el nombre del redactor y con quien había coordinado la nota, cuando se informó que la estrella del canal ya había aceptado, comenzó la larga espera.
Media hora más tarde de iniciados los dimes y diretes de si nos iban a dejar pasar, Soledad Silveyra salió a las escaleras donde nos encontrábamos a la intemperie y, ya de lejos, abrió sus brazos y se encogió de hombros:
-No me autorizan hacer la nota- Dijo. ¿Que hacemos?
Finalmente, la entrevista y la sesión de fotos se realizó en el departamento de Silveyra, el mismo día a las 19. Allí la oficina de prensa no pudo impedir que la actriz hiciera lo que deseaba: hablar.


Fuente: DiarioPerfil

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