domingo, 21 de agosto de 2011

"Somos actrices nacionales y populares" .

Soledad Silveyra y Natalia Oreiro se sonríen, miran y cuidan como si fueran madre e hija. Y no es que siguen mimetizadas en sus personajes (Leonora y Marta, respectivamente) de la película Mi primera boda, dirigía por Ariel Winograd y con fecha de estreno para el 1º de septiembre, sino que existe un cariño de otros tiempos, y algunos más actuales: “¿Como querés sentarte?”, pregunta Oreiro. “Me da lo mismo. Yo quiero que te sientas cómoda y cuides tu pancita”, responde Solita y acaricia el vientre de la esposa de Ricardo Mollo, quien se encuentra en su cuarto mes de embarazo. “Tengo fecha para finales de enero”, cuenta Oreiro. Y la ex Rolando Rivas taxista agrega: “Capaz que nace de acuario, como yo”. 

—¿Cómo fue reencontrarse después de “El deseo”?
OREIRO: Cuando hicimos la novela tenía 24 años, y también hicimos de madre; fue un encuentro muy especial y mucho tiene que ver que me identifique mucho con la carrera de Solita.
SILVEYRA: Encontrarse con Natalia es un placer, es una mujer que ha empezado de chica en esta profesión, compartimos la ideología, no solamente en lo político porque nos consideramos nacionales y populares; me gusta decirlo así, y también en la filosofía de vida. Admiro su calidad de empresaria a los 34 años, y cuando entré en la boutique (Las Oreiro) me emocioné al verlas tan brillantes. 
—¿Es cierto que hace más de una década dijiste que Oreiro era tu sucesora? 
S: Es cierto. Pero no tengo esa parte empresaria, soy un desastre (se ríen). Ahora tiene su camino recorrido, pero al principio, recuerdo que ella estaba grabando en Canal 9 (Dulce  Ana) y yo estaba haciendo La hermana mayor; me la crucé en un pasillo, iba caminando con Pablo Echarri (ex novio de Oreiro), la miré y le dije: “Vos vas a ser una gran estrella argentina”. 
—“Un cuento chino”, con Ricardo Darín, reunió más del 50% de espectadores de las películas nacionales. ¿Con cuántos espectadores estarían conformes?
O: Los suficientes como para que los productores puedan recuperar el dinero que invirtieron y que puedan seguir filmando; algo que generalmente no sucede. Ahora se arman muchas co-producciones asociadas, se necesita mucho dinero, escucho a muchos que dicen: “Apoyemos al cine nacional”, pero lo real es que las pelis duran dos días en cartel y hay muchos que no pueden estrenar. No hay salas. ¿En qué quedamos? Darín elige muy bien las películas, tiene una credibilidad increíble por los últimos trabajos que realizó que fueron exitosos, y la gente lo va a ver porque sabe que elige buenas historias y productos. 
—El personaje de Daniel Hendler es judío y cuida muchísimo la plata. ¿Cómo se manejan ustedes con el dinero?
O: Nunca lo tuve como objetivo; creía que si mejoraba como actriz y en elegir bien las películas y novelas, iba a ganar más, pero era como consecuencia. Nunca gasté más de lo que tenía, nunca me gustó pedir plata prestada, no me gustan los créditos. Me gusta regalar, viajar, vivir lindo, si hay algo que me gusta me tiro de cabeza, si el dinero no se mueve, no vuelve a entrar; es algo energético. Con lo que gané en Sos mi vida puse Las Oreiro, cumplí un sueño familiar de corazón.
—Solita, ¿sos conservadora o derrochadora?
S: De conservadora no tengo nada (se ríe). Soy un desastre. Pero sé vivir sin nada, me acomodo a la situación, acá podes tener un tiempo y otro no, cosa que pasa mucho a los actores, a no ser de haber actuado mucho en los 90 y haber guardado dólares. Son pocos a los que le pasó. A mí no me tocó, quizá Francella o Arturo (Puig) con cuatro años de Grande Pa! pueden tener tranquilidad. En la vida del actor esta eso de preguntarse: “¿Que va a ser de mí mañana?”. 
—Las Oreiro regalaron ropa para La Casa del Teatro; ¿qué sienten cuando ven a colegas desamparados?
S: Es la explicación de lo que es la vida del actor. Ricardo Bauleo (actor) y Jacinto Pérez Heredia, que fue un productor que me marcó mucho, estuvieron o están ahí. No es una profesión fácil; tampoco envejecer es fácil, hay que prepararse bien para seguir trabajando.
O: Yo siempre llevé ropa, mucho antes de que tuviera el negocio, imaginate que desde que lo tengo, lo siento como una obligación.
—Natalia espera un varón,  ¿recuerdan lo primero que compraron cuando supieron el sexo?
S: Hoy quería hacerle un regalo porque fue muy generosa conmigo, me regaló vestidos, como el rojo, que usé en la película, pero voy a esperar hasta el estreno. Yo tuve dos varones, pero en verdad, no me fijaba en los regalos aunque quería tener una mujer, tal vez por mi infancia triste, por eso la veo a mi nieta mayor que tiene 3 años y muero de amor. Lo importante que estén bien, la salud. 
O: No. Acabo de llegar de Colombia, donde grabé una serie. Me gustaría hacer lo que no pudimos con mi sobrina; mi hijo nacerá en un lugar privilegiado, va a tener todo lo que necesite y no creo que eso sea positivo para mi hijo, tener todo lo material que quiera; quiero que pueda disfrutar lo que tiene sin esperar lo que vendrá. A veces, voy en un taxi por calle Thames y veo jugar al fútbol a los niños en un balcón y no lo puedo creer, me desespera saber que mi hijo no lo va a poder hacer en la ciudad como disfrutaba del campo en Uruguay. No tener tecnología o familia sustentable me generó mucha creatividad. Cuando mis amigas iban a ballet, yo hacía corte y confección. Ahora festejan los cumpleaños en un ciber.                   
—¿Que anécdota recuerdan de su casamiento?
S: Yo me casé a los 18 años con (José María) Jaramillo. 
O: Yo me casé a los 24 antes de El deseo...
S: ¿Vos te casaste? ¿Con quién? 
O: Sí, con mi marido, Ricardo (Mollo). 
S: Pensé que tenías otro en esa época. ¿Ves? Ya me tragué una década. Estoy como Susana (se ríen). La anécdota es que tardé dos horas en llegar, había 400 metros de cola, y que entré sola a la iglesia porque no tenía padre; me la banqué sola con los niños de la familia caminando adelante, tuve un momento de lágrimas... Fue difícil mi casamiento, mi vieja se había ido, era menor de edad, no me firmaban los papeles, fue durísimo. Pero me hice el vestido de Olivia Hussey porque en ese momento se había estrenado la película Romeo y Julieta que protagonizaba, nada más que lo hice en blanco. Todavía lo tengo.  
O: El mío fue en Brasil, muy hippie, descalza en un barco, nosotros dos y nadie más. Nos casó un capitán, en una isla ecológica que se llama Fernando de Noronha. Para la ceremonia nos robamos flores de un jardín para mi corona y el ramo y los testigos fueron dos habitantes de la isla. Fue un 31 de diciembre, atardecer súper especial. 
—¿Cómo está Ricardo con el varón?
O: Feliz, porque él es padre de dos nenas. ¡Imaginate! Seguramente que va a salir rockero y tocará la guitarra... En sí va a ser lo que quiera, mientras que no sea contador o abogado (sonríe). Eso sí, prefiero que sea músico en vez de actor.
S: A mí también, ojalá me llegue algún músico aunque de mi edad no quedan (se ríe).
O: Hay menos ego, el actor esta más pendiente de su imagen y el músico es más espirituoso, con lo que crea desde el instrumento, y no desde la cara. Si me das a elegir, que sea músico.

 Lejos de la TV. Mientras Natalia Oreiro se dedica al cine y a su nueva etapa de madre, Soledad Silveyra está feliz con la Espejos circulares, que se exhibe de miércoles a domingos en el paseo La Plaza. “Hacía mucho tiempo que no me sentía feliz en teatro. Por suerte, llegó esto porque mi salida de la novela (Secretos de amor, en Telefe) fue muy problemática y vamos a seguir hasta noviembre.”

—¿Van a hacer temporada?
SILVEYRA: No, porque no nos coordinan los tiempos con Boy (Olmi), Jorge (Suárez), Andrea Pietra y Boy (Olmi).  
—¿Por qué no están en TV?
OREIRO: Porque tenía lindos proyectos en cine y quería dedicarme a ellos. No por nada en particular. Siento que estoy en una edad linda para poder acompañar a los personajes de cine. Hoy por suerte puedo elegir. 
S: Es un momento difícil para los actores, está todo muy mediático y nos tenemos que manejar con mucho cuidado. Sólo volvería con una idea buena, alguien increíble que me dé seguridad, un genio, pero siento la necesidad de producir. Lo tengo que hacer, no es fácil porque no tengo un mango, por lo que me tiene que contratar un canal y dirigir en teatro.
—Luego de lo que pasó con Bertuccelli, ¿las llamaron de “Sábado bus”?
O: Nos comentaron algo; no lo vimos al programa porque acabo de llegar de Colombia y Solita está en teatro. Yo voy a ir el sábado que viene.

Fuente: Perfil/Espectaculo


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